“Llevad también estos guantes blancos. Son el símbolo de la pureza de vuestras intenciones y el signo de la Igualdad que reina en la Logia; su porte es obligatorio”.
Con estas palabras prácticamente finaliza la iniciación del profano, solo quedará la instrucción de los signos y los pasos de aprendiz y la prueba del Hospitalario para ser recibido como eslabón de nuestra Cadena de Unión.
Todos los que hemos sido iniciados difícilmente olvidaremos aquellos momentos, los viajes con los ojos cubiertos, las espadas al recibir la luz, el espejo que nos muestra nuestro peor enemigo…
Cuando el/la V.·.M.·. nos proclama Hno.·. Mas.·. y nos reviste con el mandil y nos entrega los guantes todos sabemos, al menos yo lo sentí, que iniciamos un nuevo camino en nuestra vida, un camino que elegimos con el deseo de profundizar en la capacidad de nuestro ser para convertirnos en alguien mejor, en una persona capaz de salir después de nuestras Tenidas más limpios de espíritu y dispuestos a enfrentarnos a la vida con una actitud mucho más participativa y comprometida con nuestro entorno.
Pero mi plancha quiere hablar de esos guantes que se nos entrega. A simple vista puede parecer una decoración más del Masón, pero la Historia y el Simbolismo de estos nos lleva mucho más allá.
Todos sabemos que nuestra Masonería Especulativa nació a fines de la Masonería Operativa apropiándose de una forma de organización que permitía iniciar un proceso de trabajo intelectual y simbólico.
Podemos especular con que los guantes fueron utilizados por los masones operativos para protegerse de las esquirlas de las piedras que tallaban, pero no existen pruebas históricas que lo demuestren. Parece que su uso puede haber sido principalmente ceremonial.
Los guantes han formado parte de la historia en innumerables ocasiones, los autores griegos Homero y Jenofonte ya mencionaron los guantes en sus textos como protección de las manos cuando se hacían trabajos pesados.
En la Edad Media los monarcas, nobles y altos cargo eclesiásticos llevaban guantes ricamente bordados y enjoyados, también en la indumentaria papal,
En esa época adquirieron una importancia simbólica como prueba de buena fe, cuando se realizaba un contrato se entregaba un guante doblado. En la investidura de los reyes de Francia, éstos recibían un par de guantes, así como los obispos al ser consagrados. Se consideraba que las manos ungidas y consagradas no debían tener contacto con cosas impuras.
La historia nos ofrece innumerables reseñas en las que encontraremos los guantes como referencia.
Pero regresemos a la Masonería. Su historia también nos ofrece múltiples reseñas, de hecho, ya en 1599 el Estatuto Shaw de la Logia Kilwinning estipulaba que los derechos de iniciación sumaban 10 libras esterlinas escocesas, con 10 chelines para los guantes.
Documentos de la Logia de Melrose de los años 1674-1675 demuestran que tanto los aprendices como los compañeros tenían que abonar derechos de ingreso “con guantes suficientes para toda la compañía”.
Existen muchas reseñas a las que podríamos hacer referencia, pero para no alargar excesivamente este escrito señalaremos que a principios y mediados del siglo XVIII en Logias del Reino Unido y de Francia, todas ellas del Rito Escocés Antiguo y Aceptado los guantes estaban presentes en sus ceremonias. En unas la Logia entregaba un par de guantes para el iniciado y otro par para la mujer a la más amase. En otras, por ejemplo, en Haughfoot (Inglaterra) el iniciado debía entrar a la Logia con un par de guantes para cada miembro de la misma.
Como he mencionado anteriormente podría alargarme con referencias a hechos históricos de nuestra Orden, pero lo voy a dejar aquí para pasar al motivo principal de esta plancha.
SIMBOLISMO
Los guantes, junto con el mandil, constituyen el “traje de faena” del obrero masón; con ellos se reviste mostrando su disposición y determinación para cumplir, según su grado, con su trabajo dentro de la Logia, convencido de que el mismo le concederá un salario justo.
Así pues, los guantes son un símbolo de trabajo sin olvidar que para el Masón lo fundamental es la “Glorificación del Trabajo”. Por otro lado, su color blanco los liga al símbolo de pureza e inocencia. Todos los actos del Mas.·. deben estar guiados por estas dos virtudes en su trabajo en Logia, esto es revestidos de pureza y recta intención.

Durante la Tenida hay dos momentos en los que nos desprendemos de los guantes: La formación de la Cadena de Unión y la formulación de la Promesa de guardar secreto de nuestros trabajos. En ambos casos añadimos a nuestros trabajos un complemento de unión con nuestros HH.·. y Hnas.·. que profundiza el egregor generado durante nuestros trabajos.
Los guantes blancos ratifican el simbolismo del mandil, ambos son un símbolo evidente de la pureza de las intenciones que siempre debe observar el Mas.·. en sus acciones.
Hacer el bien, esforzarse en toda actividad y trabajo, haciendo lo mejor que pueda al Progreso de la Humanidad en vez de dejarse guiar por consideraciones de conveniencia.
Nuestros aprendices deben aprender a valorar los guantes que visten sus manos como una protección ante la suciedad que nos rodea y que puede entorpecer su trabajo masónico.